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domingo, 20 de mayo de 2012

Juré que nunca te daría mis lágrimas, pero mis ojos no piensan igual. Me prometí que me olvidaría de ti, pero mi cabeza hace lo que quiere. Acordé que siempre sería feliz y mi corazón saltaría de alegría, pero ya ves... Parece que a mi corazón le gusta sufrir y sigues en él.


Bien he llegado a una conclusión...Te quiero. Aquí. Conmigo. Sin peros, ni por qué, ni quizás, ni nada de nada. Solo tú y yo y la eternidad.



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